La normativa obliga a los clubes deportivos a verificar la identidad de los compradores de entradas, pero los métodos actuales de comprobación del DNI en las puertas de los estadios son ineficaces. Esto crea un vacío problemático: los clubes son responsables de quién entra, pero carecen de las herramientas para hacerlo cumplir. El reconocimiento facial en los estadios, aunque actualmente está prohibido para el control de acceso, ofrece una solución a este enigma de seguridad.
Un punto en el que el reconocimiento facial en los estadios puede resultar confuso es su función. Pretende sustituir dos funciones diferentes a la vez: el acceso y la seguridad. Para el acceso, permite utilizar un rostro como entrada, eliminando la necesidad de llevar billete alguno. Para la seguridad, su papel es similar al del personal de seguridad: comprueba si una persona es un conocido gamberro o un estafador. Realiza esta tarea con mayor rapidez y precisión que cualquier persona, con lo que los errores son prácticamente nulos. Cualquier error podría provocar un incidente de seguridad, un multa para el clubo ambas cosas, por no hablar de la cobertura negativa del partido y la percepción de inseguridad del lugar. Veamos con más detalle estas dos funciones del reconocimiento facial.
Papel 1: Tu cara es tu billete
A verificar la identidad del titular de un billete en la puerta de entrada, el espectador no necesita ningún billete o ficha. La cara, y sólo la cara, es literalmente la entrada. El propietario del local o el club no necesita saber el nombre ni ningún otro dato personal identificable. Sólo utilizan la imagen de un rostro para comprobar si una persona determinada ha comprado efectivamente una entrada.
Los clubes de fútbol están considerando con gran interés el reconocimiento facial. No es de extrañar: los beneficios pueden compensar fácilmente los costes. La tecnología promete eliminar las multas a los aficionados indisciplinados, evitar el gamberrismo y las peleas en el estadio y, en consecuencia, atraer entre 10% y 15% más familias a los estadios, según estima Lorin Parys, Director General de la Pro League.
"Hay un núcleo duro del 2 al 3 por ciento de los espectadores -no quiero llamarlos aficionados- que tienen secuestrado nuestro fútbol hoy en día. Queremos que ese 2 o 3 por ciento salga de nuestros estadios, porque entonces creceremos entre un 10 y un 15 por ciento en número de espectadores. Son familias con niños que hoy no acuden. Queremos que los estadios vuelvan a ser seguros".
Lorin Parys, Director General de la Pro League
Además, puede reducir las largas colas de espera y los peligrosos cuellos de botella, y erradicar las entradas falsas o la reventa a precios excesivos.
Los aficionados también son receptivos a esta idea. En contra del temor a que les "roben" la cara y hagan un uso indebido de ella, las implantaciones existentes demuestran que los aficionados buscan seguridad, comodidad y un precio justo.

Función 2: Seguridad sin errores
El aspecto de la seguridad lo promueven sobre todo las federaciones y los reguladores, que exigen a los clubes que verifiquen la identidad de los compradores de entradas y que autorizan la entrada al estadio previa presentación de una entrada válida por persona (independientemente de su edad) y una prueba de identidad del poseedor de la entrada con fotografía válida (UEFA UEFA EURO 2024™TICKETING TERMS AND CONDITIONS). Simplemente, deben saber quién está en el estadio durante los eventos. No se trata de un acceso más rápido o de datos más precisos sobre los aficionados; se trata de limitar las amenazas a la seguridad que plantean los aficionados indisciplinados y otras amenazas externas, como el terrorismo, a las que por desgracia se enfrentan todos los acontecimientos multitudinarios. A diferencia de utilizar el reconocimiento facial como billete de acceso al estadio, usarlo para prevenir incidentes de seguridad, eliminar el racismo o mantener a individuos peligrosos fuera de los estadios requiere asociar el rostro a información personal identificable.
Cumplir los requisitos de seguridad establecidos por los reguladores sin tecnología de reconocimiento facial es casi imposible. Los controles de identidad manuales en las puertas de los estadios implicarían que el personal comprobara los nombres de las entradas con los carnés de identidad y cotejara los rostros con las fotos de los carnés, lo cual es menos preciso que la biometría. Además, las colas de espera serían más largas y los embotellamientos más arriesgados.
Por no hablar de los riesgos de falsos positivos y negativos. En el primer caso, la seguridad podría detener a personas inocentes debido a un nombre o comportamiento sospechoso, según el criterio del personal. En el segundo caso, no identificar a un conocido gamberro debido a una identificación falsa supone riesgos de seguridad y financieros. Ambos riesgos no sólo se minimizan con la biometría, sino que pueden medirse con precisión y mitigarse fácilmente, con lo que prácticamente no se producen errores.
Actualmente, a pesar de los requisitos, estos controles de identidad no se aplican de manera efectiva. Esto crea una situación en la que existen normas importantes, pero cuya aplicación es impracticable sin apoyo tecnológico.
El dilema de la privacidad
La principal preocupación que impide la plena adopción del reconocimiento facial es privacidad y cumplimiento del GDPR. Los clubes se enfrentan a la disyuntiva de crear una experiencia segura para sus aficionados, evitar problemas como el racismo y el vandalismo y proteger su intimidad.
El GDPR estipula que deben utilizarse métodos de identificación menos intrusivos si están disponibles. Aunque las entradas en papel son menos intrusivas para el control de acceso, no representan una alternativa para reducir los riesgos de seguridad en eventos masivos como el reconocimiento facial.
Aunque el derecho a la privacidad es sin duda uno de los pilares más importantes de una sociedad libre, también es importante medir los verdaderos riesgos relacionados con cada uno de estos dos casos de uso.
Filtraciones de datos
Es cierto que para implantar una solución de tickets faciales es necesario capturar los rostros o plantillas biométricas de los asistentes y almacenarlos en una base de datos para su cotejo en la puerta de entrada. También es cierto que estos rostros no tienen por qué conservarse en el mismo sistema que el resto de datos personales, como nombres, direcciones, ... El diseño de soluciones a prueba de intimidad mantiene separados estos dos conjuntos de datos, mitigando así el riesgo.
Las soluciones que prestan servicios de identificación facial también funcionan con una arquitectura de software de alta seguridad que cumple los requisitos más estrictos de protección de datos.
También es importante reconocer que no ha habido casos confirmados de usurpación de identidad en toda regla únicamente a partir de una base de datos de reconocimiento facial filtrada, ya que la mayoría de las entidades requerirán controles de actividad para abrir cuentas bancarias y otras tareas. El principal riesgo asociado a la violación de una base de datos faciales es la posibilidad de que agentes malintencionados combinen los datos faciales filtrados con otra información disponible públicamente para crear un perfil más completo. Huelga decir que las principales fuentes de esta información pública son las redes sociales, que ya contienen tanto rostros como información personal de acceso público.
Identificación en espacios públicos
Otro problema importante es la identificación de personas en lugares públicos. Esta cuestión figura, con razón, entre los abusos más temidos de la tecnología de reconocimiento facial. Especialmente perjudicial para la democracia y los derechos humanos, está ampliamente cubierto y debatido en el único reglamento sobre IA del mundo, la Ley AI.
También es cierto que para que funcionen los sistemas de venta de entradas presenciales es necesario identificar los rostros, y para ello se colocan cámaras en las puertas de los estadios. La identificación sólo es posible contra una lista de personas que han optado por dicha identificación.
Y lo que es más importante, el aspecto ético de proteger a otras personas que no desean que se les escanee la cara se aborda a nivel tecnológico. Una solución de ticket facial bien diseñada tiene la capacidad de restringir el área exacta dentro de la vista de la cámara donde se produce la identificación, con una precisión de hasta decenas de centímetros. Esta zona designada puede marcarse claramente para que las personas que no deseen que se identifique su rostro puedan evitarla.
Reconocimiento facial en los estadios - Experiencia de las implantaciones existentes
La tecnología de reconocimiento facial se considera de alto riesgo debido a importantes problemas de privacidad. Sin embargo, en los países donde las entradas faciales están plenamente implantadas -como Brasil y México- se hace con el consentimiento individual en entornos controlados.
Los estadios ofrecen un entorno controlado en el que el consentimiento se obtiene fácilmente y los datos biométricos pueden gestionarse de forma segura. Los poseedores de entradas mantienen un control constante sobre sus datos y pueden solicitar su eliminación después del evento. Este enfoque ha dado resultados positivos, como la reducción de los delitos de odio, la detención de personas buscadas (por ejemplo, en el caso del Palmeiras), el aumento de los ingresos de los clubes el día del partido y la eliminación de los cuellos de botella.
La tecnología de reconocimiento facial es actualmente el la solución más eficaz a los problemas de seguridad de los estadios. No existe ninguna alternativa menos intrusiva que ofrezca el mismo nivel de seguridad y comodidad. Más allá de las ventajas de seguridad, el reconocimiento facial mejora la experiencia en los estadios al evitar el fraude en las entradas, freno a la reventa abusiva de entradasGarantizar precios justos, agilizar la entrada y permitir pagos seguros.
Los primeros clubes que adopten el reconocimiento facial en los estadios ganarán con su afición. Al adoptar el reconocimiento facial, los clubes pueden garantizar una experiencia más segura y agradable para sus aficionados, al tiempo que cosechan los beneficios financieros y operativos que conlleva.